jueves, 28 de junio de 2012

Corporeidad y Motricidad


Provincia de Buenos Aires                                                                     Profesora: Sandra Romero
Dirección de Cultura y Educación                                                         Primer año de profesorado
Dirección de Educación Superior
                                                             

Corporeidad y Motricidad



  • Síntesis:

Este proyecto de cátedra pretende aportar a los futuros docentes, un reconocimiento de su propia corporeidad y motricidad, incrementando su capacidad de comunicación, su vinculación con ellos mismos y con los demás, el poder de  descubrimiento de su vida interior, buscando un repertorio de movimientos  auténticos que contribuyan al goce de producirlos y al placer estético de contemplarlos, y a partir de este propio redescubrimiento apropiarse de herramientas para comprender los cuerpos de los sujetos en los diferentes contextos sociales de la práctica educativa.
Como lo expresa Jaritonski (1996)   “Las nuevas  propuestas educativas  se proponen brindar una educación integral que da respuesta a la necesidad de transitar por todos los lenguajes que son patrimonio de las personas, sus aspectos sensibles, afectivos, expresivos, creativos, que le posibiliten una ampliación y enriquecimiento de su capacidad de comunicación”.

  • Expectativas de logro:

o        Introducirse en el estudio de la corporeidad y la motricidad, produciendo un análisis en el marco del desarrollo humano.
o        Reconocer las concepciones dominantes de este campo disciplinar, identificando el nuevo enfoque de la educación física.
o        Valorar el   dialogo corporal, construyendo un lenguaje de movimiento que contribuya a una mejor comunicación en el espacio escolar.
o        Reconocer las  posibilidades  de movimientos, gestos, dominio espacio-temporal, que les permitan mostrarse al mundo a través de su corporeidad.
o        Participar de experiencias expresivas diversas, que faciliten la capacidad de integrarse como sujeto social.
o        Apropiarse de herramientas que les permitan comprender los cuerpos de los sujetos en los diferentes contextos sociales.

  • Metodología de trabajo:

Cada encuentro se desarrollará a través de la dinámica de taller, es decir todos protagonistas, generadores y creadores, en una experiencia compartida donde se  valorará  e integrará cada aporte individual.
Los talleres serán quincenales y en cada uno se plantearán propuestas de  actividades favoreciendo la creación, participación, sensibilización e, integración de experiencias previas que finalizarán en una producción expresiva.
Se realizaran trabajos individuales y grupales domiciliarios de análisis, reflexión y posicionamiento crítico, con devolución escrita y puesta en común.

1.       Introducción al pensamiento complejo

Abordar la epistemología de la complejidad como “nuevo paradigma” nos lleva de inmediato a presentar a Edgar Morin, él nace en París en 1921, y se formo en historia y derecho. Entre 1976 y 1988 su «método» comienza a conocerse como estructura articulada de conceptos.  
El pensamiento que Morin propone a todos los que, ya sea desde la cátedra o los ámbitos más diversos de la práctica social, desde las ciencias duras o blandas, desde el campo de la literatura o la religión, se interesen en desarrollar un método complejo de pensar la experiencia humana.

Vivimos un momento en el que cada vez más y, hasta cierto punto, gracias a estudiosos como Edgar Morin, entendemos que el estudio de cualquier aspecto de la experiencia humana ha de ser, por necesidad, multifacético. En que vemos cada vez más que la mente humana, si bien no existe sin cerebro, tampoco existe sin tradiciones familiares, sociales, genéricas, étnicas, raciales, que sólo hay mentes encarnadas en cuerpos y culturas, y que el mundo físico es siempre el mundo entendido por seres biológicos y culturales. Al mismo tiempo, cuanto más entendemos todo ello, más se nos propone reducir nuestra experiencia a sectores limitados del saber y más sucumbimos a la tentación del pensamiento reduccionista, cuando no a una seudocomplejidad de los discursos entendida como neutralidad ética.  

Cuando nos asomamos a entender el mundo físico, biológico, cultural en el que nos encontramos, es a nosotros mismos a quienes descubrimos y es con nosotros mismos con quienes contamos. El mundo se moverá en una dirección ética, sólo si queremos ir en esa dirección. Es nuestra responsabilidad y nuestro destino el que está en juego. El pensamiento complejo es una aventura, pero también un desafío. Si bien es verdad que “ideas de la complejidad” han existido durante todo el desarrollo histórico del pensamiento, es verdad también, que su forma más acabada y sintetizada en forma de paradigma aparece en los últimos tiempos.

La complejidad de los problemas nos desarticula y por esta razón, precisamente, se vuelve necesario un reordenamiento intelectual que nos habilite para pensar lo que se presenta como complejo y caótico. El conocimiento es una orientación del hombre en el mundo, es una forma de dar coherencia y sentido a su posición interna con respecto a su realidad y a la de los otros. Pero esta orientación se ve constantemente perturbada por la participación de esos otros. En el desenvolvimiento e intercambio con los otros, el sujeto sufre una constante interferencia de su posición interna como de su proceder en el mundo. La ciencia, la educación, la política, los procesos sociales y económicos no puede escapar al condicionamiento cultural. Las manifestaciones científicas y culturales ligadas a los conceptos emergentes están involucradas  en interacciones no lineales dentro de la ciencia y la cultura misma. La subjetividad y las relaciones socio-culturales se organizan en el trazado de ciertas metáforas, de ciertos horizontes que generan presuposiciones y expectativas, configurando creencias y visiones a futuro.

Cualquier problemática que se aborde, sea de la índole que sea educativa, social, política, económica, etc., requiere el concierto de todos los conocimientos disponibles. Esta convergencia de saberes representa  una articulación compleja. Abordar la educación desde el punto de vista de la complejidad implica sumergirse en los intersticios de los saberes y aceptar el desafío de la incertidumbre de su conclusión.

En síntesis  el paradigma de la complejidad en relación con las instituciones educativas trata de:
Ø       Trascender el pensamiento simplista, reduccionista, que limita el análisis a la lógica: causa, único efecto.
Ø       Posibilitar un análisis multirreferenciado.
Ø       Disponer de la lógica dialógica para pensar.
Ø       Analizar la clase en sus diferentes niveles: social, cotidiano, inconsciente, estratégico.
Ø       Articular los saberes con otras áreas del conocimiento.

  1. Reflexión sobre los conceptos de Educación Física ,Cuerpo, Corporeidad, Movimiento y Motricidad  

Para realizar una reflexión conceptual  de los conceptos de cuerpo, corporeidad, movimiento y motricidad es necesario un  abordaje desde la  complejidad, dado que estos conceptos plantean toda una historia paradigmática, no solo desde la Educación Física, sino también desde aquellas posturas científicas de otras áreas del conocimiento que ponen de manifiesto un pluralismo epistemológico que nos ha acompañado y acercado a los sentidos que hoy sustentan la esencia disciplinar.

En los últimos años la disciplina Educación Física  sufrió  una transición y metamorfosis de sus paradigmas tradicionales, hacia unos más integradores que respondan a la condición compleja de seres humanos, esto ha podido sentirse de manera significativa, en algunos espacios más que en otros. Esta reflexión hoy trasciende el diálogo académico y el interior del campus universitario, para  ubicarse en esferas más amplias de la cultura en cada sociedad.

Educación Física, cuerpo, corporeidad, movimiento, motricidad y su pedagogía no pueden ser entendidas como asuntos independientes, ni adecuadamente abordados desde el ámbito de disciplinas individuales y específicas.

El movimiento y la intervención pedagógica del cuerpo es un asunto que ha sido encargado a la Educación Física, pero su sustento teórico  proviene del el abordaje de diferentes ciencias. Así, en el área disciplinar se genera actualmente una amplia discusión frente a la postura dialéctica que se establece entorno al Cuerpo-Corporeidad, Movimiento-Motricidad y Motricidad-Desarrollo Humano. Conocer sus diferencias y convergencias es un elemento importante en la comprensión epistemológica de esta temática, por ello es necesario realizar una lectura sobre los hechos  históricos que sustentan los nuevos paradigmas.

  1. Un poco de historia

Las posturas filosóficas de Platón y Descartes comienzan la comprensión del ser humano desde un dualismo que presenta en el Ser la división de dos sustancias, espíritu-cuerpo (cuerpo/alma), entendiéndose que existen dos mundos: el de las ideas como mundo verdadero y el de las cosas materiales. El alma es sustancia espiritual, cuya esencia es el pensamiento; el cuerpo es material y su esencia es la extensión.

En la postura Aristotélica el cuerpo recobra su esencia y valor como parte del pensamiento intelectual. El alma, como principio y fin, y el cuerpo como objeto – instrumento, máquina regida por leyes generales de la mecánica. Los legados teóricos que magnifican el mundo de las ideas y que agudizan la división mente/cuerpo, ponen de manifiesto un dualismo radical que es heredado durante siglos por las diferentes ciencias y disciplinas, provocando la fragmentación y un dualismo epistemológico entre las ciencias de lo físico o naturales y las ciencias del espíritu; unas áreas que estudiarían los fenómenos físicos del cuerpo y aquellas que se dedicarían al estudio de los fenómenos espirituales.

Desde el punto de vista del conocimiento científico esta visión dualista del ser humano devino en la postura filosófica Cartesiana, que constituyó la base teórica de lo que se entendió por Racionalismo Científico, el cual sostiene básicamente que el ser humano es la suma de dos sustancias diferentes que se relacionan pero que no se combinan. Por un lado existe la esencia corporal y por otro la esencia inteligible o razón. El pensamiento cartesiano pone el cuerpo en una realidad de objeto-instrumento, y lo que llamamos mente como abstracciones desligadas de la existencia material específica; de igual forma, el cuerpo se ve reducido al conjunto desarticulado de estructuras orgánicas, despojándolo de su dimensión psíquica, espiritual y social.
Este dualismo sostiene la idea de “tengo cuerpo”, como si el cuerpo fuera separado del sujeto o correspondiera a una realidad distinta a lo que, en definitiva, constituye la esencia del ser humano. Realidades separadas que llevan a una visión mecanicista en donde el cuerpo se concibe como máquina, cuerpo instrumentalizado, cuerpo que no tiene qué ver con la explicación de la realidad humana. La visión Cartesiana que influencia el desarrollo de las distintas disciplinas y en particular aquellas áreas encargadas del estudio del cuerpo, fundamentan sus bases conceptuales en los modelos biologistas y mecanicistas de la medicina, la fisiología y la física, y centran la comprensión del humano en su “hacer”. Esta idea tuvo gran influencia en el origen de la Educación Física, como aquella disciplina encargada de controlar los dominios corporales relacionados con la preparación del mismo para las ocupaciones, poniendo como sustento de su acción el rendimiento.

La época de la modernidad es caracterizada por el pensamiento racional y ejerce mayores mecanismos de control y regulación sobre los cuerpos. En este sentido, dice Arboleda (1996) “...el cuerpo industrial es un cuerpo duro, pesado, medido, intervenido, segmentado, racionalizado, matérico, mecanizado, objetivado, productivo y producido, un cuerpo para ofrecer fuerza de trabajo”.
Este dualismo cartesiano (mente /cuerpo) - (cuerpo: máquina) ha estado presente desde la edad antigua y aún en nuestros días se manifiesta como paradigma dominante en la comprensión dada a la Educación Física por algunos actores del área.

En este mismo sentido se comprendió el movimiento como un acto meramente físico-biológico, que permite al individuo moverse en el mundo bajo un proceso objetivo en el que un punto de masa varía de lugar en un determinado espacio de tiempo. El ejercicio y la actividad física fueron relacionados con la salud desde la perspectiva biológica, la higiene, la terapia y el mantenimiento físico para mejorar el funcionamiento corporal. La naturaleza funcionaba de acuerdo a las leyes mecánicas y todo en el mundo material podía explicarse en función de la organización y el movimiento de sus partes.

En la década del 70 se produce un movimiento científico que marcaría significativas rupturas paradigmáticas en torno al cuerpo y al movimiento. Los trabajos desde las teorías de la Neuropsicología abordadas por la Psicomotricidad tienen gran aceptación en las comunidades académicas. Estos postulados, respaldan la idea de que la realidad mental humana no existe independientemente del cuerpo donde se realiza; trabajos que tendrían repercusiones mucho más allá de esta ciencia, para influir la epistemología y la biología y la pedagogía entre otras. Se empezó a develar la fundamental e íntima codependencia entre fenómenos vitales y cognición, entre los principios fundamentales de organización del ser vivo y la naturaleza del conocimiento, y en el caso de los humanos, entre biología y lenguaje.

Las artes ponen especial atención a la acción y expresión de lo corporal, como un lenguaje que integra las áreas motriz cognitiva y afectiva donde a través de su cuerpo el Ser desarrolla su personalidad y su estilo peculiar de relacionarse con los otros y con el mundo que lo rodea. Comienza a cuestionarse el cartesianismo, desarrollando un camino alternativo a las visiones del empirismo y el idealismo dando posibilidad al inicio de las ciencias humanas. Surge el constructivismo en forma inicial y se desarrollan los primeros planteamientos de que la realidad es producto de lo que se observa, es decir, el sujeto que conoce es el que entrega sentido al mundo. Es de resaltar los aportes de la teoría de la psicomotricidad que incursiona en la Educación Física, planteando la concepción de un “cuerpo pensante”.
Bajo estas nuevas miradas, las diferentes ciencias - entre ellas La Educación Física - empezaron a sentir la eclosión de variadas tendencias que incursionaron en sus escenarios y algunas didácticas educación del movimiento y por el movimiento”, en contraposición a las teorías mecanicistas – biologistas, de la educación “para” el movimiento que hasta ese momento direccionaban el hacer de la disciplina.

El surgimiento de  nuevas visiones se acercan a la concepción de cuerpo-sujeto, entendida como una nueva mirada del desarrollo humano que supera el dualismo cuerpo-mente determinando significativamente nuevas formas de concebir el cuerpo y de percibir el movimiento y su intervención pedagógica. En síntesis la concepción que existía hasta el momento, es superada por una concepción integral y compleja del ser.

  1. Un Cambio  de paradigma

La corporeidad se sitúa en una concepción del ser humano como unidad compleja, contiene en sí misma distintas dimensiones a través de las cuales se manifiesta y desarrolla y, por lo tanto, no es una manifestación en forma aislada sino, por el contrario, cada dimensión afecta a la otra.
El ser humano posee un cuerpo, pero no es un cuerpo exclusivamente objetual, es un cuerpo que vive, que es expresión. El ser humano ya no sólo “posee” un cuerpo qué sólo hace, sino que su existencia es corporeidad, corporeidad que implica hablar de su integralidad y no de una parte del ser, “esa persona que vive, siente, piensa, hace cosas, se desplaza, se crece, se emociona, se relaciona con otros y con el mundo que le rodea” (Trigo, 2000), y a partir de esas relaciones construye su propio mundo significativo que le sirve para dar sentido a su vida.

La corporeidad es una categoría fenomenológica que entiende que el ser humano es cuerpo y esto implica una posición desde la complejidad, puesto que desde allí es posible comprender sus dimensiones; la corporeidad es el modo de ser en el mundo, como centro de las relaciones de existencia con el medio y con los otros; el cuerpo es el vehículo de ser en el mundo (M Ponty 1975: 100).

En palabras de Varela (2000), se debe entender al ser humano como una trama de dimensiones que se encuentran en una interacción dinámica y fluida, en la cual cada dimensión que es desarrollada afecta a las demás. Necesariamente nos encontramos con un ser indivisible que no puede ser intervenido ni entendido por partes sino que por el contrario cada parte actualiza el conjunto y el conjunto actualiza la parte.

En este sentido, los planteamientos de M. Ponty redefinen la intención que se le da a las cosas por la vivencia corporal, dando un papel imprescindible a la Motricidad, la percepción y la gestualidad en la forma en que se capta el conocimiento y se da sentido a la existencia como un llamado que nos devuelve a la naturaleza. En sus palabras “el mundo no es lo que yo pienso, sino lo que yo vivo, se establece la relación con la vivencia, categoría central en la fenomenología. El cuerpo, en este contexto, no es objeto, es la conciencia que se tiene de sí como sujeto, es unidad porque allí se configuran todas las dimensionalidades del ser, en consecuencia es Corporeidad.

Esta nueva concepción de cuerpo, que bien puede denominarse posmoderna en tanto hay una intención de recuperar al sujeto, y que plantea superar la racionalidad característica de la modernidad, da paso al intento de rescatar la subjetividad para recuperar al sujeto, la corporeidad, la imaginación y los sentimientos; pretende dejar el discurso hegemónico racionalista del mundo y plantea nuevas formas de comprender el mundo y al ser humano desde la diferencia, el reconocimiento del otro, el diálogo y el contexto social e histórico; dado que el ser humano en el momento en que nace se incorpora a una cultura, se vincula a una comunidad socialmente constituida e inicia el proceso de humanización o de formación como sujeto.

Los conceptos de Movimiento y Motricidad han sido comprendidos al mismo nivel; sin embargo, en los avances epistémico disciplinares aportados por algunos autores contemporáneos se ofrece un sustento que marca sus puntos de diferencia y convergencia colocándolos en niveles de categorías diferentes.
El Movimiento se define como una modificación de lugar de la masa corporal humana -cuerpo como objeto en el espacio y en el tiempo, vista desde el exterior como un proceso objetivo y cuya mirada ha sido propuesta desde una postura mecanicista, tecnicista.
Los nuevos paradigmas consideran el movimiento como una subcategoría de la motricidad y, en consecuencia, es una de las manifestaciones de ésta, la cual se centra en un ser humano multidimensional y en un movimiento intencional que genera trascendencia. Sin embargo, desde la perspectiva de la corporeidad, por su complejidad, la motricidad desborda el concepto de movimiento.

La Motricidad es una categoría compleja y es sustentada desde las corrientes fenomenológicas y de la complejidad, como también desde las ciencias sociales y humanas,  constituyéndose en su forma de expresión, como acto consciente e intencionado con características neuro-cibernéticas que incluyen también factores subjetivos que van más allá de los procesos biológicos y neurofuncionales, para situarse en un proceso de complejidad humana: cultural, simbólico, social, volitivo, afectivo, intelectual y además motor, aunque diferenciable por sus particularidades características dentro del contexto general educativo.

Se evidencia que la motricidad asume como uno de sus componentes el movimiento (entendido como ejecución mecánica) pero lo trasciende a fenómenos más integrales y complejos en la comprensión del ser, dado que la motricidad es una expresión potencial del ser humano quien, por medio de las expresiones motrices, desarrolla la capacidad de relacionarse consigo mismo, con los otros y con el mundo físico; transmite y recrea valores determinados cultural, geográfica, política e históricamente.
La motricidad se transforma a través de la historia social, en la conciencia concreta y creadora, acompaña a la corporeidad y ambas no se distinguen, pues cuando nos movemos es el cuerpo el que se mueve y nuestra corporeidad la que se manifiesta, es el medio de exploración multisensorial y de adaptación al entorno.

La motricidad es la capacidad del hombre para moverse en el mundo y la corporeidad el modo del hombre estar en él.
La ontogénesis de la motricidad es el corolario de dos herencias: la biológica y la social. No es un estado abstracto sino la capacidad de desarrollar el propio potencial personal y responder de forma positiva a los retos del ambiente.

Este nuevo paradigma de un ser corpóreo dotado de complejidad, expresa toda su integralidad a través de la motricidad. Así, aleja a la Educación Física de ese estigma netamente técnico-mecanicista donde se direcciona solo el hacer humano desde la potenciación de capacidades y habilidades físicas, asignándole el carácter de una disciplina preocupada por los aspectos del crecimiento, desarrollo y trascendencia desde la complejidad del ser humano.

  1. Conceptos de corporeidad y  motricidad

Jorge Gómez define la corporeidad de este modo “la corporeidad humana es una construcción  biopsicosocial permanente, que se nutre de la vida cotidiana, los afectos, las emociones, el gozo y el dolor, los impactos sensibles, la apreciación estética, la disponibilidad para vivir en plenitud o restringidamente y también de los conocimientos científicos, pero sin depender estrictamente de ellos”
Siguiendo los lineamientos del mismo autor la motricidad fundamentalmente es el modo en que la persona manifiesta su corporeidad. La motricidad humana se caracteriza por ser portadora de sentido, por ser intencional, por tener intencionalidad operante. Esto explica las diferencias con el movimiento mecánico o con la motricidad animal, esta última signada por el instinto y la primera desprovista de interioridad.


  1. Un nuevo enfoque de la Educación física

La Educación Física ha sido el área del conocimiento que tradicionalmente se ha encargado del estudio e intervención del cuerpo, el movimiento y su pedagogía. El sustento teórico que la ha soportado  proviene de los aportes particulares de diferentes disciplinas. En las últimas décadas del siglo XX, hemos sido testigos de significativas movilizaciones paradigmáticas en torno a la construcción epistemológica del área, permitiendo una nueva visión conceptual de estas temáticas que hoy nos convocan y dejando claramente expreso que su tratamiento pedagógico no puede ser atendido desde asuntos teóricos independientes, sino que se hace necesario un tejido transdisciplinar, ubicado en un contexto sociocultural que sitúe la reflexión en torno al propósito disciplinar, humanístico y social del área.

La pedagogía de la motricidad, vista desde la Educación Física, ha de tener bien claro que el centro de intención es el sujeto, la persona, con sus posibilidades físicas de acción y de expresión. No el simple compuesto orgánico humano estáticamente considerado -objetivo más bien específico de la fisiología- sino la persona físicamente capaz y físicamente expresiva, es decir “el hombre en movimiento y capaz de movimiento”, el ser humano activo en sentido corporal con todas las implicaciones del entorno social en que vive. Es entender que toda su  intencionalidad gira en torno a potencializar el desarrollo humano.

Hablar de lo humano es algo que no compete a ciencias en particular, pues se trata de desafíos claramente transdisciplinario. Ello no sería preocupante si la formación que se entrega a quienes pasan por las instituciones de educación superior fuera coherente con este desafío. Lamentablemente no es así ya que en la educación superior, y en particular en los currículos encargados de la formación de los profesionales de la Educación Física, sigue dominando ampliamente la enseñanza uni-disciplinaria. Los intentos de incursionar en paradigmas que proponen el reto de abordar el estudio de los procesos humanos desde su complejidad, se ven enfrentados a las profundas brechas existentes entre las posturas de “paradigmas duros” preestablecidos y profundamente arraigados y aquellos nuevos postulados que proponen el abordaje del conocimiento desde un entramado multidisciplinar pero tejido en una misma línea para alcanzar la transdiciplinariedad (Max-Neef, 2003).

La Educación Física se piensa ahora como la ciencia y arte de ayudar al individuo en el desarrollo intencional (armonioso, natural y progresivo) de sus facultades de movimiento, y con ellas el resto de sus facultades personales; debe trascender los fines y objetivos de aprendizaje centrados en el desarrollo y perfeccionamiento de habilidades, destrezas y capacidades motrices y éstas se constituyen además de un objetivo de aprendizaje, en un medio de perfeccionamiento global del individuo en todas sus dimensiones: biológica, afectiva, expresiva y cognitiva. Busca la potenciación de las conductas humanas propiciando un despliegue de todas las facultades de la naturaleza humana tendiendo al equilibrio total, para el desarrollo personal.

La Educación Física interviene en las conductas del ser humano y por ende en su unidad y globalidad; esto comprende la expresión motriz intencionada de percepciones, emociones, sentimientos, conocimientos y operaciones cognitivas, constituyéndose así el movimiento consciente y voluntario en un aspecto significativo para el ser y portador de significación de su propia conducta. Si asumimos que el hombre es un cuerpo y es a través de éste como conocemos, actuamos y transformamos el mundo, nos comprometeremos con la motricidad y con la Educación Física cuestionando los actuales paradigmas en ciencia y en educación. Las tendencias contemporáneas y propuestas curriculares emergentes plantean un tratamiento transversal de los temas en torno a la motricidad, desde la perspectiva del desarrollo humano.
Sin embargo la situación no se resuelve como frecuentemente se pretende, creando equipos conformados por especialistas de distintas áreas en torno a un determinado problema. Encontramos como hoy la Educación Física intenta tejer sus temáticas desde la perspectiva de otras disciplinas como la antropología, psicología, pedagogía, filosofía, epistemología, entre otras y no solo desde  asuntos neuro-biológicos. Sin embargo se corre el peligro, como puede verse en muchas experiencias, que con tal mecanismo sólo se alcanzará una acumulación de visiones desde cada una de las disciplinas presentes.
En muchos casos el resultado final no es más que una serie de informes empastados juntos sin ninguna síntesis integradora.

Hoy a escala internacional y en algunos países latinoamericanos que presentan propuestas transformadoras en sus currículos, se plantea convocar a todas las ciencias sociales y humanas alrededor de su objeto de estudio; intentos que llegan quizás a la interdisciplinariedad. Así, el propósito de alcanzar la transdisciplina y propender por el desarrollo humano como fenómeno integral desde toda su complejidad, no ha pasado de ser un sueño. 

En síntesis, actualmente  la Educación Física se ha dejado permear por nuevos discursos y desde su compromiso con la educación integral, no se puede trabajar sólo con la dimensión “física”, sino con seres complejos y multidimensionales (Manuel Sergio, 1996).

Esta nueva intencionalidad lleva a incorporar entonces la concepción de corporeidad y por consiguiente de motricidad, puesto que el ser humano, cuando se mueve, compromete todo su ser en cualquier expresión que realice, y cada expresión posee un carácter simbólico que surge de su subjetividad y de la relación con otros y con el entorno.
El carácter diferencial de la intervención en la motricidad debe encontrarse en la trascendencia formativa, en la estimulación potencial para el desarrollo de la persona; para ser motricidad se requiere que haya desarrollo humano, que haya mejora de potencial humano.

Es necesario pensar en una Educación Física fundamentada en procesos que favorezcan el desarrollo humano desde su integralidad, respetando todos los procesos particulares que configuran su complejidad; es, en consecuencia, actuar en la perspectiva del paradigma de la motricidad humana.

A continuación veremos un cuadro comparativo donde se visualizan los cambios de paradigma en 

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